Pendo
del silencio,
cuando sonries levemente,
y te acurrucas.
Esta noche, tu
imagen
es mi noche.

Creo en tí,
creo en tí,
en tí,
que no te conozco, podría apostarlo todo,
esta creencia,
la certeza de que pienso y que lees
( cuando lees se despiertan estas palabras),
y quizás no haya más que eso.
Pero en mí,
que en sueños he recorrido las sendas propias,
que sé que pensar de lo que pienso,
que a pesar de los sublimes consejos de mi conciencia,
apenas acato el levantarme y continuar,
en mí apenas creo que seguiré lo esperable
( tanto tanto he soñado).

A una niña

Ella pasó caminando por la puerta
de mi pieza,
y yo me pregunto quién es ella.
Era menuda, con un pijama,
con una cara anónima,
con un paso tonto.
No me mostró nada. En una fracción de segundo,
se me abrió una herida de incertidumbre.
De noche soñé con ella,
que era una novia maltratada, con un vestido blanco.
Mil imágenes de colores pasaban,
perfilando el limpio rostro anónimo.
Y yo me pregunto quién es ella,
y por qué diablos pasó por la puerta de mi pieza.
En realidad,
no quiero encontrarla, ni verle el rostro,
ni saber qué representa...
... yo les juro que la ví,
en esa fracción de tiempo en que me di cuenta,
que algo raro pasa acá o que,
por defecto,
ya presento signos de esquizofrenia.